El mes pasado comentaba sobre la vigencia y actualidad del modelo del Harvard Negotiation Project a más de 40 años de su publicación, y sobre la importancia de ser conscientes que, en la interacción con los demás, es muy probable que alguien esté buscando influir en la conducta de otro, lo que importa pues estar en medio de una negociación, muchas veces sin darnos cuenta.
Ahora la pregunta que titula este artículo es la que muchos nos hacemos, y, a mi modo de ver, afirmarlo sería una falacia, dado que, en verdad, al ir a negociar estamos yendo a tomar una decision, que podría ser la de acordar con quien estamos negociando; o no acordar, retirarnos sin un acuerdo. Y es allí donde aparece el razonamiento de elegir por la opción que se ha generado «sobre la mesa» o la de irnos hacia nuestra alternativa. ¿A dónde voy pues?
La respuesta podría ser relativamente simple, dado que, si la opción generada en ese proceso de comunicación con quien negocio fue producto de la mejor idea que hemos podido armar, es legítima y deja satisfechos mis intereses mejor que mi alternativa, no debería dudar y cerrar trato de una vez, lo que el modelo llama compromiso. Y del otro lado, si con quien negocio, no logro generar una opción legitima que satisfaga mis intereses mejor que mi alternativa, me iré entonces hacia mi MAAN. Y que pasa cuando la opción es mejor que la alternativa, pero es injusta, ilegal, ¿o va en contra de mis valores o principios? Allí nuestra recomendación será sin dudas, vete para donde duermas más tranquilo. Alguna vez he tragado mi bronca diciendo ok, acepto, porque si bien es injusto, es mejor que mi alterativa (y claramente se daña la relación) y en alguna otra ocasión me he ido a mi mala alternativa porque hacer lo que me proponían, si bien lucía más conveniente, me iba a quitar la tranquilidad y alterar mi paz espiritual o consciencia.
Espero les hayan sido útiles mis comentarios, quedo atento a los de ustedes y ¡lo seguimos en la próxima! 🙂